domingo, 18 de enero de 2015

Alabanza a la tristeza

Al firmar el contracto de nuestra existencia, aceptamos que pasaremos por miles de emociones, tanto negativas, como positivas. Los humanos por su naturaleza de árbol de corcho, tendemos a negar la importancia que tienen las primeras. Pero viejos proverbios, ya vaticinaban que quieres vivir 2, tendrás que vivir -2. Un antónimo de vida es falta de emoción, así que si quieres que algo bueno salga de ti, tendrás que pasar por el número negativo.

Cuando se nos presenta la posibilidad de existir, valoramos ante todo si vale la pena sufrir. Pero, a cambio de la vida, claro que sí. Pretendemos crear un mundo idílico y olvidamos que nuestra vida se adapta a la existencia que tenemos en ella. Hoy día somos tan felices como lo eran en la edad media. Porque no conocían nada más, porque no conocemos nada más. Hoy creemos ser capaces de vivir al límite y conocemos una felicidad, que dentro de 50 años será poco más que lo necesario para vivir.

Los hedonistas, nos cortaron las alas, se equivocaban, pretendían hacernos creer que se puede vivir solo con emoción positiva. Pretendían restar la mitad de nuestra vida. Al fin y al cabo, la vida se adapta, y, por lo tanto, es un absurdo ideal. Así plantamos, decidimos dar un respiro a nuestro miedo y hacerlo carburante. Quien más disfruta de la vida es a quien la tristeza nació de una caricia de Parca, así, cuanto más sientas en negativo, más podrás sentir en positivo. Apreciarás hasta el aire entrando en tus pulmones, el azulado cielo y los verdes árboles.

Y dime, si los poetas no se enamoraran ¿quién escribiría las tragedias? ¿Quién diría que la noche está estrellada y ella no está conmigo? Nada sería romántico sin la inspiración que de ellos emana. Porque tan bello es el derroche como la amargura. Lo que debe erizar el vello es a no sentir nada. A ese bloqueo que insistimos en crear cuando nos sentimos mal. Esa falta de emoción, esa deshumanización que nos transforma en alcornoque.

Sufrir nos enriquece, mejora nuestra empatía, nuestra humanidad y nuestra capacidad para sentir las emociones de por arriba.La tristeza es fuente de inspiración, de humanidad y de afiliación. Ella es por lo que hoy día escribo. Ya ente todo, sufrir es estar vivo.

Y si te gustó, dele al like