sábado, 9 de mayo de 2015

Mariposas

No hubo tiempo que perder cuando la emoción se recogió en mi lecho. No hubo nada que hacer cuando aquello volvió a mi pecho. Sentí algo en mi vientre. Mariposas, durad vuestros tres días y dejad que el viento entre. Que marche vuestra alma con vosotras en mi vientre y que vuestro cuerpo marchito, no vuelva a molestar a mi pecho. Pero todo es un rito ritual, todo vuelve a empezar nace crisálida, mariposa inmortal.

Aun siento que os alimentáis de todo aquello que yo admiro, aun veo que lo me distéis perdura y lo que hoy pierdo no tiene pérdida si estáis conmigo. Pese a ello, vuestra muerte, símbolo de liberación y de desenredo; sufro de mi cobardía y engendro otros capullos que se encierran en mi alma.

Todo era sencillo cuando no te conocía, todo era más fácil, menos eterno y menos vulnerable: Los castillos era ruinas y la belleza era sinónimo de orgasmo.

No sois mariposas, hoy siento fuego en mi primer tercio de cuerpo, sois Ave Fénix. Ahora lo noto, la fuerza, la ceniza, su renacer y su aliento. Vuelas dentro de mí, vuelas y me haces sentir más de lo que debería. Haces que lo empequeñecido asombre  y los sueños sean hombres. Ave Fénix, tu ejemplo he de seguir, pues eres dentro de mí.

Ave Fénix, ¿recuerdas cuando te confundí con mariposas? ¿Recuerdas cuándo pensaba que sin ti la vida permanecía? Hoy tu perfume me desinhibe, me hace esclavo y disfrute usufructo de emociones latentes.

Sé que a veces mueres y dejas dentro de mí cenizas. Mueres, y lo haces sin alarmarte, sin quejidos ni molestia alguna, sabes que es tu destino. Parece que hubieras desaparecido, pierdo mi destreza y me transformo en un transeúnte más. Pero ya te conozco, sé que de las cenizas renaces... Ave Fénix, no eres mariposa ni mochuelo... Vida y muerte: de las cenizas a tu cielo.






Y si te gustó, dele al like