domingo, 5 de junio de 2016

Grândola, Vila Morena

Cuando suene Grãndola, Vila Morena, saldremos a las calles. Y cuando el terror nos acongoje recordaremos todo aquello que se nos ha quitado durante tantos años y nos aferraremos a nuestra fraternidad. Nos dijeron que no saliéramos, por nuestra seguridad, pero la libertad es nuestra y vale mucho más que su seguridad. Nuestro silencio tantos años secundado se transformará en un colérico grito y mil aplausos a aquellos militares que se asientan en una ciudad sin utilizar su fuerza.

Una joven no tendrá tabaco, solo claveles. Un joven militar tampoco recibirá tabaco, solo un clavel para su fusil. Y un fusil con un clavel en su cañón no es un fusil. Es una ofrenda al cambio, es conseguir un cambio sin guerras en una historia presente en la que, al fin, éstas ya no tienen sentido. Un fusil con un clavel no es un fusil. Es una muerte rápida de un estado del terror. La única arma que quedará serán nuestras manos y ellas, blancas, solo quieren paz.

Una paz con libertad es lo único que buscamos en un mundo en constante cambio, enterremos nuestras armas entre claveles rojos y blancos. Y demos fin a tan doloroso tiempo, olvidemos este tiempo recordándolo en nuestra memoria. Ahora, las calles ya están tomadas, por joven, mayores; militares o civiles, hoy los ciudadanos piden cambio.

Frenemos más derramamiento de sangre entre nuestros compañeros africanos y encerremos el Estado Novo allí donde no se vuelva a ver. Así, pronto, aquel en el que centralizamos nuestro dolor, estará donde no hubieron de estar nuestros hermanos presos políticos. Y con ellos, compartiremos la libertad que acabamos de conseguir. Ahora sí, irmãos, al fin, somos libres.

sábado, 4 de junio de 2016

El desván de mi memoria

El desván de mi memoria que ni por aguaceros ni por impetuosas ráfagas de viento perdió ni una ínfima parte de lo que era fue destruido por él. Fue una destrucción selectiva, como una madre llevose todo aquello que era lastre y olvidose de manera disimulada y a voluntad de aquello que no estorbaba. Así, no fue un acto de torpeza, sabía bien lo que hacía. Quisiera recordar cómo lo hizo y no recuerdo nada. Solo sé que hubo pasado que se llevo a su paso y solo sé que volverá a pasearse cuando menos me lo espere.

El tiempo no solo nos quita y da el presente, también hace volar el pasado, trastornando nuestro camino y obnubilando la razón de como hemos llegado. Se trata de una muerte del pasado terapéutica pues el tiempo bien sabe qué debe morir para hacer un presente sano, donde ya no existen memorias de tinieblas. Donde ya no existen malestares ni dolores de cabeza. 

Cada segundo de este incorregible frenesí que es el tiempo consume la llama de nuestro tiempo pasado y nos hace perder el pesar, olvidar el malestar y prepararnos para una nueva guerra. Guerra que tarde o temprano se consumirá en un lago desbordado por el aguacero del tiempo. 

¿Qué importa si te amé? Si hoy ya no lo recuerdo, si a penas soy capaz de recordar una parte minúscula de aquello que verte me daba. Si es que cuando me despierte olvidaré este sueño que es vivir. ¿Qué importa si soñé? Si olvidé el recuerdo. 

Vivimos en un constante Alzheimer que como el aire, nos mantiene vivos y mata. Así es Cronos, amante de nuestros delirios y de olvidar nuestras grandezas. Así somos, así fuimos creados, mientras el sol no olvida cuando salir, si olvidamos nosotros cuanto fuimos y a donde hemos de ir.

 

Somos hijos de un dios menor


"Somos hijos de un dios menor, remendamos cada error 
dibujando en nuestras mentes un mundo mejor" - "Nach" Ignacio Fornés Olmo


Se nos dio una vida, se nos dio y no se nos explico que hacer con ella. El hombre está obligado a ser libre por naturaleza, por mucho que se empeñe en decir lo contrario. Elegimos y a cada elección creamos o destruimos y creamos vida. Porque nadie tiene la superioridad moral de decir que eliminar no es generar vida. Porque nadie es mejor que nadie.

Así, se nos permitió hacer arder iglesias y construir catedrales. Se nos permitió hacer pasar las horas consumiéndolas en aquello que deseábamos: si era para el futuro era invertir, si era para el presente vivir en deseo y si era para el pasado perder el tiempo. Se nos explicó que todo tenía un sentido, un principio y un final, pero ¿qué sentido tiene si no se lo damos nosotros?

Al fin y al cabo, todos somos humanos con nuestras virtudes y aquello que llaman defectos. Humanos capaces de crear y de destruir, capaces de hacer temblar y de hacer reírSomos héroes del día a día que construyen su vida con el polvo que deja su paso. Paso a paso. Porque nacimos con gracia de la libertad no perpetua, virtud eterna de quien existe y de quien no es más que lo ha creado y viene de donde va: al polvo.

Quizá fuimos creados por un Dios, no seré yo quien lo niegue, pero un dios menor, con el poder de crearnos una mente capaz de hacernos libres y con el poder de crearnos unas necesidades y formas estrechamente relacionadas con la mente, que nos encadenan.




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