sábado, 4 de junio de 2016

Somos hijos de un dios menor


"Somos hijos de un dios menor, remendamos cada error 
dibujando en nuestras mentes un mundo mejor" - "Nach" Ignacio Fornés Olmo


Se nos dio una vida, se nos dio y no se nos explico que hacer con ella. El hombre está obligado a ser libre por naturaleza, por mucho que se empeñe en decir lo contrario. Elegimos y a cada elección creamos o destruimos y creamos vida. Porque nadie tiene la superioridad moral de decir que eliminar no es generar vida. Porque nadie es mejor que nadie.

Así, se nos permitió hacer arder iglesias y construir catedrales. Se nos permitió hacer pasar las horas consumiéndolas en aquello que deseábamos: si era para el futuro era invertir, si era para el presente vivir en deseo y si era para el pasado perder el tiempo. Se nos explicó que todo tenía un sentido, un principio y un final, pero ¿qué sentido tiene si no se lo damos nosotros?

Al fin y al cabo, todos somos humanos con nuestras virtudes y aquello que llaman defectos. Humanos capaces de crear y de destruir, capaces de hacer temblar y de hacer reírSomos héroes del día a día que construyen su vida con el polvo que deja su paso. Paso a paso. Porque nacimos con gracia de la libertad no perpetua, virtud eterna de quien existe y de quien no es más que lo ha creado y viene de donde va: al polvo.

Quizá fuimos creados por un Dios, no seré yo quien lo niegue, pero un dios menor, con el poder de crearnos una mente capaz de hacernos libres y con el poder de crearnos unas necesidades y formas estrechamente relacionadas con la mente, que nos encadenan.




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