domingo, 9 de noviembre de 2014

GPO. La equivocación.

"Y el poeta se equivocaba, se equivocaba el poeta"

Más bien pronto que tarde, todos encontramos algo que nos hace ser más maduros y viene acompañado de dolor. Y más bien tarde que pronto, todos encontramos un algo que nos hace sanar nuestro dolor y volver a la sobriedad perdida. Porque solo conocemos un bien por existir un mal. Y así, nadie es perfecto porque nadie es imperfecto.

Madurar es una forma bonita de decir haber sufrido y haber amado es otro de sus amenos sinónimo. Vivir bajo un hechizo no es algo negativo, sí lo es despertarse de él y creer que todo ha sido un sueño, cuando en el fondo, sabemos que es una pesadilla. A veces temo que el miedo a dormir me quite el sueño. Entonces respiro y pienso que todo es demasiado corto como para buscarle un sentido.

Lo más interesante de todo, aquello que da guinda al pastel, es que no hay cabida para el arrepentimiento, todo lo que se hizo tuvo su pago y consecuencia; su gratitud y vehemencia. Nada ha sido tiempo perdido, porque hoy, hoy me siento vivo.

Y así, el poeta se equivocaba, la solución no estaba en el fondo de un vaso, tampoco en la lujuria, ni en las palabras perfectas... La solución pasaba por darse cuenta de que existe alguien que nunca nos falla. Alguien con quien siempre podemos contar. Llamadme loco, llamadme enamorado, llamadme egocentrista, llamadme creyente, llamadme artista. El mensaje es lo de menos cuando es una simple arista. Cuando el texto, como la vida, no es un destino sino una autopista.

Porque a veces, el secreto más profundo se encuentra en el parrafo del libro que ni siquiera quisimos leer porque nos aburría. Y así, la solución, no es más que otro problema, del que sabemos que por mucho que lo tengamos ahí, tampoco nos molesta, siempre podemos cerrar el libro, ¿no?

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