martes, 31 de mayo de 2016

La primera arruga

"Verás, ella tenía miedo a equivocarse,
mientras yo solo quería equivocarme una vez más"
- Sharif


Era elegante y sonaba una melodía a cada paso que ella daba, te lo juro era toda una dama. Ella me vestía despacio y me decía ves tranquilo, tarde o temprano tendrás lo que te mereces y la gente te recordará por tus metas cumplidas y no tus fracasos. Pero sentí más yo su equivocación que ella y es que se evaporó en una disolución de fiesta y botella. Ella era Victoria y la perdí, como se pierden la estrellas al llegar el día, como una de esas canciones perfectas cuando llega al silencio. Todo tan previsible, todo tan doloroso.

Desde entonces viví un frenesí con Locura. Hasta que llegado hoy nació mi primera arruga. Como un designio milagroso, quizá fruto del azahar, pero eso no le quita mérito. Me dije es hora de cambiar, es hora de ser nuevo en una existencia a forja destruida. Toma tus pantalones y olvida a la triste mujer que te acompaña, Pena no es una buena compañía. Algo dentro me lo decía. Sabía que Victoria volvería.

Así, tomé con fuerza las riendas e hice que las noches no fueran negras, solo azul, marino, oscuro. Salí de aquella sucia madriguera. No pude impedir que mis ojos ardieran. Era el sol de los que viven en paz quema. 

Y salí como el peregrino, que busca la paz en el camino y no en su destino. Salí como quien anda sin saber a donde pero no se para. Deje a Sodoma atrás y, aun en silencio, oí como querían que virara la mirada y me convierta en sal. Pero Lot en forma de cada vez estar más cerca de Victoria me hizo reconocer que el pago de las perfidiosas actuaciones pasadas no alcanzaba en ver a mi vieja acompañante de nuevo.

Poco a poco fue nublándose el camino pasado, haciendo cada vez más difícil la vuelta atrás. Hasta el punto de ya poder mirar y, con desdén, mis acciones pasadas que parecianse consumidas por la llama del olvido.

Y aunque a veces mire atrás y se esclarezca el camino, y no esté tan lejos - por mucho que haya caminado - ya no fluctúan en mí formas que quieran volver a aquella vida. Victoria quiero serte fiel lo que resta de vida. Victoria, te quiero a mi lado.

Pero como cada formato de vida es único, lo son también sus formas. Así, Victoria percatándose de que volvía, me expreso con alegría mi nuevo camino hacia el entusiasmo, pero, me recordó que cada isla en Ítaca es única en su paso y que ya era tarde para ser un nosotros. Sin saberlo, se convirtió en mi utopía, sin saberlo, me convertí en una ruina que quiere dejar de serlo. Sin saberlo, mi miocardio cumplió con mi tez, la primera arruga, tan previsible, tan doloroso.


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